domingo, 10 de mayo de 2009

*Para mis penas de princesa*

Dos películas para niños.
En la primera, miles de referencias a todas las películas Disney de todos los tiempos, pero ella esta vez tiene que viajar al mundo real, y allí la gente no vive en un cuento (aunque se fabrique los vestidos con cortinas). Al final, salva al príncipe y decide quedarse en la realidad. Un gran y divertido acierto, a mí parecer. Al fin y al cabo, puedes vivir una fantasía si te lo montas bien, ¿no?
En la segunda, resulta que Tim Burton no dirigió (y probablemente fue lo único que no hizo) Pesadilla antes de Navidad, y lo hizo un tal Henry Selick. Unas gafas 3D y nos metemos en el mundo de la magia oscura, ya conocido, y salimos encantadas del cine, pensando una vez más que, o estas películas no son para niños, o yo soy muy niña.
Como tampoco hay mucho más, hablemos del tiempo. Y que alguien me explique cómo es posible que haga frío cuando hace sol, y calor cuando hay nubes, y cómo es posible que siga lloviendo si ves el cielo azul, ni rastro del arco iris.
Da igual, yo tengo mi rayo particular. Me aprovecho de mi felicidad. Miro las gigantes flores rojas que nos están creciendo en el jardín (y duran, como mucho, tres días. Efímera belleza...) y pienso que, afortunadamente, ha vuelto la primavera. En todos los sentidos.
Sed felices!!

viernes, 8 de mayo de 2009

*Que no hay mayor libertad que tenerte enfrente*

Hoy tenía varias cosas que decir, pero el tiempo me lo impide. Escribiré, entonces, la más importante.
Sigo descubriendo.
He vivido mucho tiempo en la creencia de ser feliz en libertad. Pero la libertad es un concepto abstracto difícil de explicar, y difícil de sentir.
Fui libre al decidir cambiar de país. Fui libre el día que decidí olvidar. Libre al elegir el silencio, y libre al decidir que ya no iba a callar más lo que pensaba.
Cada paso dado en libertad me ha llevado, sin duda, a ser un poco más feliz, o a ser un poco más yo.
Tengo miedo de que la libertad se quede sin alas, y ese temor me ha perseguido siempre. Reconozco que a veces ha impedido que hiciera una u otra cosa, lo que no deja de ser contradictorio... Esas cosas se superan con tiempo. Aprendiendo. Y aún sigo en ello.
La mezcla de libertad y felicidad me ha llevado muy arriba esta vez, y vuelvo a preguntarme cuándo una persona es completa. Mi libertad me deja dar un paso más, tomo la decisión de compartir, libre, mi camino, y no me siento menos yo. Y estoy más contenta. Supongo que es porque quiero en libertad, como nos conocimos.
Como ya dije un poco antes, ya nada puede pararme.
Que en la inmensidad sigues estando tú, y solamente tú sabrás cómo encontrar caminos que abrirás para poder llegar siempre a lo más valioso que tendrás, a tu libertad. Y que no se pierda, independientemente de con quien la comparta.
[Y no será, esto, un poco de reacción contra el miedo que sigue ahí, cada vez más pequeñito?]
Sed felices!!