miércoles, 30 de septiembre de 2009

*Tu culo no es mi culo*

Crisis significa cambio. Esto os lo he dicho muchas veces.

En standby de cambios y crisis, llegó septiembre. El futuro poco decidido y las fuerzas perezosas. Aunque me desencadené en agosto y eso me había dado una ligera sensación de necesitar algo nuevo y grande, de que había cosas que, a pesar de haberlas aparcado relativamente un año, se me estaban haciendo pequeñas.

Y llegó el movimiento esperado. Empiezo a pensar que hay algo que me persigue dándome exactamente lo que necesito. Una estrella. Y aunque no es bueno confiar en las estrellas, que nunca sabes cuánto de fugaces son, no me vienen mal.


También, después de tanto tiempo evitando la reflexión, encontré el foro idóneo. Con poco tiempo para hacerlo, pero con muchos incentivos. Este tipo de cosas suelen venir siempre de este tipo de foros, rodeada de la gente que sigue este, nuestro modo de vida, que tan poco se puede comprender.

Descubrimos un sabor nuevo. El sabor de algo que siempre ha estado ahí, pero nunca hemos sabido cómo llamarlo. Un sabor que trae muchas cosas que ya intuíamos: Que el mundo es nuestro, que somos la nueva generación, que nos toca coger las riendas, que mejor estemos preparados, que tenemos que decir no. Que carguemos las pilas, miremos a nuestro alrededor, analicemos y nos pongamos manos a la obra.

Y el sabor viene de manos conocidas, que se unen de nuevo para crear movimientos que revolucionen el sistema, que ríen, hablan, se emocionan, comparten, discuten, graban, tardan, pasean, buscan, duermen, agotan la vigilia, se reflejan en escenas de películas, repiten tonterías, sacan otra sonrisa, se examinan, se abrazan, se dibujan, se tocan, se disfrazan, se escriben.

Al quinto sabor se le ha llamado umami. Al movimiento se le ha llamado umami. Pero umami son las personas. Regreso de golpe a la realidad de la que salí y en la que no me acababa de encontrar de vuelta. Rehago mi hueco. Me lo regalan, creo. Ahora sí. Y es mío, y tengo claro qué quiero hacer. No sé a dónde voy, pero sí sé cuál es el camino y quién va a mi lado. Gracias a dios, que van a mi lado. Gracias a dios que había gente que podía recordarme por qué estoy aquí, que llamó mi atención, que me hizo parte de esto.

De todas maneras, y como siempre... nunca se siente más, nunca se aprende más, nunca se aclara más... que con una pañoleta al cuello. Sea del color que sea.

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personas se calzaron las alas!