jueves, 5 de noviembre de 2009

*Pisando hojas de ciudad en mes de otoño*

Con Octubre muere en Vetusta el buen tiempo. Al mediar Noviembre suele lucir el sol una semana, pero como si fuera ya otro sol, que tiene prisa y hace sus visitas de despedida preocupado con los preparativos del viaje del invierno. Puede decirse que es una ironía de buen tiempo lo que se llama el veranillo de San Martín. Los vetustenses no se fían de aquellos halagos de luz y calor y se abrigan y buscan su manera peculiar de pasar la vida a nado durante la estación odiosa que se prolonga hasta fines de Abril próximamente. Son anfibios que se preparan a vivir debajo del agua la temporada que su destino les condena a este elemento. Unos protestan todos los años haciéndose de nuevas y diciendo: «¡Pero ve usted qué tiempo!». Otros, más filósofos, se consuelan pensando que a las muchas lluvias se debe la fertilidad y hermosura del suelo. «O el cielo o el suelo, todo no puede ser».


Ana Ozores no era de los que se resignaban. Todos los años, al oír las campanas doblar tristemente el día de los Santos, por la tarde, sentía una angustia nerviosa que encontraba pábulo en los objetos exteriores, y sobre todo en la perspectiva ideal de un invierno, de otro invierno húmedo, monótono, interminable, que empezaba con el clamor de aquellos bronces.


Aquel año la tristeza había aparecido a la hora de siempre.

El frío vacía las palabras, y se revaloriza el calor de los abrazos y la cercanía. A veces una no se puede permitir lujos...

Han pasado muchas cosas en un año. Pero han pasado muchas cosas en dos. Y muchísimas en tres. Y siempre nos quedará el consuelo... seguirán pasando cosas. Dentro de un año, habrán pasado muchas cosas más. Empieza a contar, o deja de mirar la fecha.

Todas estas locuras las pensaba, sin querer, con mucha formalidad.

2 comentarios:

  1. Dejarse llevar creo que se llama...
    dejar que todo surja. Sin planes. Sin plazos. Que venga la vida y nos encuentre dispuesta a seguirla allá donde quiera llevarme.Nos permitiremos ser nosotras mismas, nos permitiremos equivocarnos.. Caminamos con una sonrisa porque ante todo, nos gusta ser felices.. quizás por cosas tan simples como estas noches estrelladas de Noviembre(Durmiendo en colchones en el suelo, algun apreton de manos, una pelicula sencilla,unas risas en cualquier café...).

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  2. Y, aunque cueste, que nunca dejen de pasar cosas.. A pesar de que siga siendo noviembre y el otoño traiga la tristeza de Vetusta. Al fin y al cabo, nos enseña a apreciar, como tú dices (o como dice Ana Ozores) el calor de los abrazos mientras tratamos de no vaciar las palabras por el frío... Difícil no?? Para los espíritus cálidos... feliz otoño!

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personas se calzaron las alas!