miércoles, 30 de diciembre de 2009

*Y no amanecerá hasta que no ilumines la función*

Pasa cada año. Llega otra vez la Navidad.

Hace tres años la emoción ante nuevos sentimientos totalmente desconocidos. Hace dos, la intriga a lo que pasaría y la nostalgia. Hace uno, mucho más dolor del soportado. Este... el vacío. De sentimientos, sensaciones, pensamientos.

Un coche en el que no quería estar, unas conversaciones que no revelaron nada, unos silencios que reflejaron la realidad a la que nadie se quiere enfrentar, y a la que tarde o temprano alguien se enfrentará. O no... porque para qué repetir, si no quiere entender...

Más ganas que nunca de salir de aquí para refugiarme en la pañoleta, enfrentarme al frío con un saco nuevo, disfrutar de lo que sé que me da cobijo. Y tampoco encontrar exactamente lo que buscaba. Al fin y al cabo, no es lo mismo, pero no dejo de estar a gusto, y encuentro mis valores más fuertes y establecidos que normalmente. Las ideas claras, aunque sean diferentes de las que el mundo desearía, y poca intención de ser algo que no quiero. Y lucha continua, contra mí y lo que aún me escuece, y contra lo que intenta hacerme diferente. Apoyada en lo único que siempre ha estado y que siempre estará, y que por suerte ahora tengo más cerca que nunca.

¿Cambio? ¿Crisis? No... búsqueda. Porque este no es mi sitio. Porque no hago lo que me gusta, o no lo estoy disfrutando como debería. Porque a mí me gusta ser feliz, y se me está olvidando que eso es lo primero. No es estar triste, no es estar mal, es... reubicar para seguir. No me pidáis deslumbrar.


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personas se calzaron las alas!